Hola, un miércoles más, mis amores.
¡Qué mucho se dice sobre los hombres! Que son todos iguales, que no pueden llorar, que son mujeriegos. Y en el ámbito sexual, ¿han notado cuánta exigencia tenemos sobre su potencia, sobre su capacidad y que siempre deben acceder a tener sexo?
Hace años trabajé en un caso de abuso sexual, en el cual el menor fue obligado a tener relaciones sexuales con esta mujer mayor de edad. Cuando llega a la Oficina de Trabajo Social Escolar, con una amiga que lo apoyó en el proceso, este menor con lágrimas nos expresaba que él no quería hacerlo y que sus amigos varones a quienes les contó lo sucedido le aplaudían porque según ellos, aunque él no quisiera o consintiera el acto sexual, estaba “brutal” que tuviera sexo con una mujer mayor.
Cuando llamamos a la Policía para hacer todos los trámites correspondientes, nunca olvidaré cómo el agente se sonrió en tono de burla con el relato del menor. Fue casi instintiva su reacción. Presumo que pensó: cualquier hombre quisiera tener eso.
Claramente, nos encargamos de que ese agente no llevara el caso, no nos pareció ético. Pero sí abrió mi mente a entender esa presión social que tienen los hombres sobre decir que sí siempre al acto sexual. Como que serías tonto si no lo haces o menos hombre si decides esperar. O como si se pusiera en tela de juicio su orientación sexual, lo cual tampoco tendría que ser un problema.
Constantemente recibo en consulta parejas a quienes, con todo amor, les ayudo a comunicarse sexualmente de manera efectiva y que puedan cumplir con sus objetivos y su pleno disfrute. Pero he descubierto cuán difícil se les hace a los hombres expresar sus inquietudes sexuales. Es como si tuvieran la creencia de que tienen que saberlo todo sobre cómo darle placer a una mujer solo por ser hombres, como si tuvieran que poder estar siempre activos y que nunca tendrían una falta de erección o disminución del deseo sexual.
Pero les tengo una noticia. Los hombres y las mujeres son seres humanos de la misma categoría. Es decir, ni hombre ni mujer están obligados a siempre acceder a tener sexo ni mucho menos a saberlo todo sobre sexo.
Ya lo he dicho antes, y ustedes lo repetirán conmigo: la sexualidad… ¡Se aprende! Así que en cualquier pareja deberá haber un aprendizaje sexual, así lleven dos años o veintitrés.
Ahora bien, ¿por qué el título de esta columna? Vi recientemente una serie llamada Sexify; en ella un grupo de estudiantes crean un ‘app’ para ayudar a las mujeres a mejorar sus orgasmos. Pasan muchas cosas a nivel personal, pues la creadora del ‘app’ nunca ha tenido sexo, así que técnicamente no ha vivido la experiencia del orgasmo, ni siquiera por masturbación. Como parte de la innovación del ‘app’ integran una versión que es solo para hombres.
¿Qué encontraron cuando hicieron su investigación para el diseño del ‘app’? Que todos los hombres entrevistados mintieron respecto su vida sexual. Algunos mintieron sobre la cantidad de parejas sexuales que habían tenido, presumiendo haber tenido mucho más de lo real, algunos sobre la potencia sexual y estar siempre dispuestos físicamente para el sexo, otros, incluso, mintieron sobre su orientación sexual y sus fantasías. Para propósitos de la serie, ¿por qué creen que estos hombres mintieron? Porque se les hacía difícil mostrarse frente a otro sin esa imagen de la supermasculinidad.
Descubrieron en su investigación que estos hombres en cuestión eran mucho más abiertos y honestos en su sexualidad cuando se expresaban de manera anónima a través del ‘app’. ¡No es de sorprenderse que esto ocurra! Nadie quiere sentirse juzgado por ser quién es o por saber lo que sabe o hacer lo que hace. Tampoco es raro, considerando que estudian sexología un porcentaje mayor de mujeres que de hombres.
El sexo en los hombres no es más simple que en las mujeres. No es más fácil que un hombre eyacule a que una mujer experimente un orgasmo. Desde ya, vamos a quitarnos esa idea de la mente. Los cuerpos funcionan distintos y el Ciclo de Respuesta Sexual varía entre hombres y mujeres. Sin embargo, también es cierto que para lograr completar el Ciclo de Respuesta Sexual y experimentar placer y satisfacción sexual es un proceso que conlleva mayor consciencia. Por lo tanto, es probable que en un acto sexual la mujer experimente un orgasmo y el hombre no alcance a experimentarlo, pierda la erección o no eyacule.
Típicamente, se alienta a la mujer a conocerse a sí misma, a identificar su propio placer, pero poco se alienta al hombre a hacer lo mismo consigo.
Ustedes dirán, Erika, los hombres siempre hablan de sexo. Y puede que sí, que sus chistes culturalmente se inclinen al plano sexual. Pero lo que verdaderamente es valioso para mí es que los hombres tengan un espacio seguro donde hablar de sus inquietudes sexuales, sobre aquellas cosas que desconocen y desean aprender, sobre cómo sentirse mejor emocionalmente en el sexo, sobre cómo disminuir la ansiedad por dar “el grado” y empezar a disfrutar plenamente de la sexualidad de manera sana y libre.
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Tu sexóloga, Erika Michael