El origen de la historia del teatro en la ciudad de Mayagüez data de 1834, cuando se creó un…
Para la década del 1920, la ciudad de Mayagüez registraba una disminución en actividad teatral, contrario al pasado siglo. Lo poco que conocemos del teatro se debe a la publicidad expuesta en los rotativos de la época, pero tanto la publicidad de carteles como los programas de teatros —particularmente de obras teatrales— se han perdido, además de que nunca existió un registro formal.
La extraordinaria oferta de espectáculos teatrales existente, que incluían los más diversos géneros, fue sustituida por la llegada de cine silente. Al consolidarse las industrias de cine y alcanzar la estabilidad financiera se estrenaron en la Isla películas de compañías norteamericanas y de diferentes partes del mundo, aunque el dominio de Hollywood se estableció de forma agresiva. Para ese entonces comenzaron a crearse las salas de exhibición, dejando atrás las salas de teatro. Una de esas primeras salas fue el Teatro Méndez Vigo. Este teatro fue creado por los socios Napoleoni Ventura y Rafael Domínguez, quienes fundaron la corporación Mayagüez Show Company.
Después de varios intentos, el Teatro Méndez Vigo finalmente fue inaugurado a finales de 1919, en la Calle Méndez Vigo, Esquina Defilló. Entonces, ya habían desaparecido el Teatro Municipal “El Bizcochón”, siendo su única competencia el Teatro Yagüez que se había creado en 1909.
El Teatro Méndez Vigo tuvo momentos de gloria con producciones de teatro internacional, como la famosa compañía teatral mexicana de la actriz Virginia Fábregas, diva del teatro a principios del siglo XX —reconocida como la “Sarah Bernhardt mexicana”—, quien se presentó en 1920. Ese mismo año el teatro también recibió a la compañía del poeta Francisco Villaespesa, poeta, dramaturgo y narrador español del modernismo, y ambas presentaciones fueron exitosas.
En poco tiempo el Teatro Méndez Vigo se había convertido en un lugar importante tan relevante como fue el Teatro Municipal por su excelente calendario de actividades. En 1921 se llevó a cabo una remodelación en el teatro, pero irónicamente fue devorado por un incendio.
El Teatro Méndez Vigo era una edificación de inspiración Palladianismo (estilo arquitectónico originado en la obra del arquitecto italiano Andrea Palladio) temprano del siglo XVIII. Este fue un movimiento nacional con el que se pretendía sustituir los valores individuales y los caprichos del estilo barroco, por los valores absolutos y verdaderos de la antigüedad. En otras palabras interpretar la arquitectura antigua clásica y aplicarla a su propio tiempo.
Este diseño presenta un imponente pórtico o galería coronado, con un frontispicio (parte delantera de un edificio). Se destacan los principios de Andrea Palladio, quien propuso una arquitectura basada en la sencillez, la proporción y la integración con el entorno. Lo sorprendente es que toda la estructura fue hecha en madera del País, con el formato de ensamblaje particular de acoplamiento de maderas, ranura, lengüeta y espiga. Esta estructura, al igual que el Teatro Municipal “El Bizcochón”, eran únicas en su clase, lástima que no existen más ejemplos de sus estilos.
El Antiguo Teatro Yagüez
A principios de siglo XX el antiguo Teatro Yagüez se convierte en el de mayor auge en Mayagüez. Fue fundado en 1909, gracias al esfuerzo del joven empresario, Francisco Maymón Palmer, pionero de las empresas de la red de distribución y exhibición de filmes norteamericanos y europeos en Puerto Rico. Maymon nació en San Germán, pero en 1900 era un comerciante de gran empuje y entusiasmo. En 1903 crea las Empresas Yagüez, con el fin de establecer un espacio en la novedosa industria cinematográfica, y también fue fundador de la Revista del Yagüez, en enero de 1915, convirtiéndose en la primera revista de cinematografía. Asimismo, estableció varias sucursales para la distribución de películas, la más reconocida se ubicaba en la Calle Fortaleza #57 en el Viejo San Juan. Comenzó con la distribución de películas del cine mudo, y luego pasó al sonoro, logrando el dominio de una época clásica sin precedentes.
Como mencionamos en la primera parte de esta serie, el cine silente se remonta a 1909 con la apertura de este teatro, aquí se presentaron las primeras versiones de las películas, Quo Vadis de 1913 y Cleopatra de 1917. Entonces, la música se incorpora a la pantalla de forma gradual, primeramente a través de la interpretación musical en directo durante la proyección de la película, y para lograrlo algunos teatros integraban una orquesta o grupo musical justo al piel de la pantalla, pero en este teatro la música la interpretaba la Orquesta Yagüez.
El original Teatro Yagüez era un caserón que soportó las inclemencias del terremoto San Fermín de 1918, ya que estaba construido completamente en madera. La enorme estructura tenía tres pisos con palcos y balcones, y tenía cabida para 1,224 personas, distribuidos de la siguiente forma: 700 en el tercer piso conocido como “El Paraíso”, 200 en la entrada general, 300 butacas y 24 sillas en los palcos. Fue diseñado por Félix y Julio Medina González. Sin embargo, este antiguo teatro no pudo salvarse de un incendio ocurrido el jueves 19 de junio de 1919, donde se accidentaron, aproximadamente, 159 personas, encontrando 29 cadáveres completamente desfigurados. Hubo personas que fallecieron más tarde en el hospital de la Cruz Roja a consecuencia de las graves quemaduras, para un total de 50: 31 niños y 19 adultos. Entonces, las pérdidas se calcularon entre $20 y $25 mil. Esa noche se exhibía la película, “La vestal del sol Inca”, como era de día y primera tanda se encontraba el teatro lleno de niños.
El nuevo Teatro Yagüez: Catedral
de Arte Sonoro
La edificación actual del Teatro Yagüez fue construida en 1920 y en el mismo lugar, en la esquina de las Calles McKinley y Dr. Basora. El teatro fue diseñado por el distinguido arquitecto mayagüezano Sabás Honoré y el ingeniero Manuel Font Giménez, siendo el contratista Adriano González y los hermanos Julio y Ángel Medinas González —quienes trabajaron en el primer Teatro Yagüez— y se encargaron de la escultura decorativa, tanto en sus fachadas como en sus interiores. Maymón bautizó al teatro como “La Catedral de Arte Sonoro”.
La entrada del Teatro Yagüez presenta cuatro columnas de fuste liso y el tope está decorado con una enorme cúpula apuntada, de simetría alargada, que le aportaba un aire europeo. También incluye un reloj en el tope del pórtico, que identifica las fechas de sus dos creaciones, la de 1909 a la izquierda y 1920 a la derecha.
Antes del advenimiento del cine sonoro con la película “The Jazz Singer” de 1927 con Al Jolson, se presentaron las películas más exitosas de Hollywood, entre ellas, Quo Vadis, la versión de 1924; Ben Hur de 1927, dirigida por Fred Niblo; Metropolis de 1927, dirigida por Fritz Lang; y Juana de Arco de 1928, dirigida por Carl Theodor Dreyer. Sin lugar a dudas, pasar del cine mudo al sonoro debió haber sido todo un acontecimiento entre los espectadores. No se ha encontrado reseña alguna de esta gran hazaña en Puerto Rico.
Restauraciones del Teatro Yagüez
A través de los años el teatro se ha sometido a varias restauraciones, una en 1977 y otra en 1983, donde se incorporaron vitrales modernos como los originales, sustituyendo las ventanas “Miami” que no iban acorde con la época. Intervinieron la firma de arquitectos Carlos A. Archilla y el ingeniero estructural Germán Rivera. También aportaron las empresas constructoras, Santiago Constructores y Navas y Moreda.
En su interior sigue la línea de los teatros europeos del pasado siglo, con un patio central de butacas ubicadas de mayor a menor, su techo es semicircunferencial, con un auditorio de tres niveles en forma de herradura, un escenario, área de carga y una la tramoya con sus respectivos camerinos. Las lámparas originales y alguno que otro motivo decorativo fueron importados de España e Italia. La lámpara araña central de estilo neoclásico fue diseñada y creada por Francisco Henders, hecha en cristal de Bohemia con adornos que circundan el borde de cuatro niveles. Se sitúa en el centro de la rotonda del techo y emplea 525 luces para su alumbrado. Una hermosa escalera en bronce comunica el segundo piso con el tercero, obra de Herrería Castellano.
Una tercera restauración comenzó en 2003 y se reinauguró el 12 de septiembre de 2008, a un costo de $6 millones, ejecutada por el arquitecto Rafael Marxuach Lausell y Jorge A. Ramírez Portela, bajo la firma de ingenieros Lebrón y Asociados.
Se restauró el trabajo en yeso del emblemático techo, a cargo del artesano aguadillano Buenaventura Román. La lámpara central de cristales también fue reparada y se trabajó el mármol original de las paredes, para sacarle todo su esplendor original. Las butacas, que son originales, fueron forradas con un nuevo tapiz. Al escenario se le colocó un piso de tabloncillo para los espectáculos de baile. El sótano se distingue por un café teatro donde se utilizaron maderas exóticas con un piso de granito, impresionante.
El teatro se ha atemperado a la tecnología más moderna con equipos de primer orden, tanto en la iluminación, la acústica, el sonido, la tramoya y en los aspectos de seguridad.
El autor tiene maestría y doctorado en Historia, y es fundador del Concilio de la Historia de la Moda de Puerto Rico, y del Archivo Histórico de la Moda Puertorriqueña.
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