Decana interina de la Escuela de Medicina del RCM, Débora Silva, explicó que una vez el ente acreditador reciba la solicitud, tiene 90 días para visitar el recinto.
El Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR) ha hecho múltiples ajustes en sus operaciones, ampliando los recursos y estableciendo acuerdos con distintos hospitales para poder solicitar en junio la apertura de un programa de residencia en Neurocirugía, luego de que en el 2022 perdiera su acreditación.
El doctor Jorge Lastra, representante de la rectoría en el proceso de acreditación, indicó que su expectativa es que para el 1 de julio de 2025 se pueda aceptar un nuevo estudiante residente bajo ese programa.
“Estamos haciendo una solicitud bien robusta, lo más robusta que vamos a poder, para que, cuando ellos vengan, vean lo que tenemos y nos acrediten inmediatamente”, dijo Lastra en referencia al Consejo Acreditador de Educación Médica Graduada (Acgme, en inglés).
Entre los cambios informó que sobre 30 médicos ya están colaborando con el programa y se designó personal para que se dedique a la parte administrativa, de manera que los neurocirujanos se puedan concentrar en los procesos quirúrgicos y atención a los pacientes, mediante la figura del coordinador de neurocirugía.
Además, hay más personal para los cuidados intensivos e intermedios con médicos especializados en cuidados críticos de neurociencia. También se crearon unas guardias especializadas de neurointensivistas.
“Una de las cosas importantes es que al facultativo tener más tiempo para el paciente para la evaluación en clínica o ya sea evaluación en sala de operaciones, ya sea que esté operando al paciente, pues eso va a beneficiar el servicio del paciente y va a beneficiar al ‘attendee’. Hemos duplicado prácticamente el número de facultativos en neurocirugía, hemos duplicado el número de ‘house staff’”, aseguró el neurocirujano.
Samuel Estronza, director del Programa de Residencia en Neurocirugía, detalló que de ocho médicos que dan clase se aumentó a 16, mientras que apenas había 2 o 3 ‘house staff’, por lo que entiende que fue casi como “crear desde cero”.
Indicó que entre los nuevos facultativos figuran graduados de la Escuela de Medicina que estaban haciendo alguna preparación en otro lugar y han regresado para fortalecer el programa. De aquí al 2028 esperan el regreso de por lo menos otros tres egresados del recinto.
Asimismo, Lastra informó que se remodelaron las dos salas de cirugías y se agregó una tercera, todas con nuevo equipo especializado y nuevas tecnologías, lo que implicó una inversión millonaria que no detalló. Se amplió el número de camas disponibles y se estableció acuerdos con Manatí Medical Center y con los hospitales Menonita de Cayey y Caguas para que los estudiantes también puedan hacer prácticas en esas instituciones.
“Son hospitales donde ya hay servicios de neurocirugía establecidos y que tienen una cierta cantidad de casos en un periodo de un año. Estos hospitales tienen servicios de neurocirugía robustos que tienen otras experiencias, se atiende otro tipo de pacientes, son pacientes de comunidad. Ahí también van a tener una diversidad en qué pacientes atienden… eso tampoco lo teníamos antes y es algo que es muy bueno por dos partes: uno porque están abiertas esas puertas al residente para que tengan esa experiencia que es tan importante, de ver otras etapas para ellos crecer y también es bien importante para que... ellos se familiaricen sobre cómo es el sistema de salud también en Puerto Rico”, dijo Estronza.
Ante el cierre de salas de parto, la fuga de profesionales de la salud, la espera por citas …
Según Lastra, ahora la comunicación con el Hospital Universitario y ASEM es lineal y mucho más efectiva y frecuente que antes, lo que también facilita y mejora el servicio.
“La educación de neurocirugía no es en un salón de clases con pupitres y así empezar a hacerlo. La educación del neurocirujano tiene que tener un lugar donde él va a aprender de la mano y supervisión de los facultativos. Por lo tanto, si nosotros no arreglábamos esto primero o lo mejorábamos, no podíamos traer al estudiante. Ahora ya estamos tranquilos que sí lo arreglamos”, sostuvo.
El programa de Residencia en Neurocirugía perdió la acreditación de la Acgme por deficiencias que se habían señalado por lo menos desde 2019 y que mayormente giraban en torno a la falta de recursos para los alumnos. Ello implicó la desaparición del único programa en Puerto Rico para educar en esa especialidad.
Un estudiante residente de neurocirugía tarda siete años en completar el adiestramiento, debido a la complejidad y la responsabilidad que tendrá como médico de esa especialidad.
Tras el cierre, el RCM se vio obligado a esperar dos años -que se cumplen en junio próximo- antes de solicitar de nuevo la acreditación para el programa, por lo que ya están dando los últimos toques a los documentos que deben someter para probar que cumplen con los requisitos de la Acgme.
Una vez el ente acreditador reciba la solicitud tiene 90 días para visitar el recinto. Posteriormente, no tiene un tiempo límite para contestar. Esa respuesta puede ser para dar el visto bueno y que se comience de inmediato el programa, pedir mejoras en áreas particulares antes de decir que sí o simplemente para denegar el pedido, explicó la decana interina de la Escuela de Medicina del RCM, Débora Silva.
La Cruz Roja Americana y el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico anu…
El vicepresidente de Asuntos Académicos e Investigación de la UPR, Orestes Quesada, reconoció que los recortes en el presupuesto de la institución “están afectando y eso no se puede tapar con un dedo”, pero dijo que están “luchando todo el tiempo” para allegar fondos a la universidad y que no sea un factor que impida la acreditación del programa cuando se solicite.
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