Posee un Bachillertao en Información y Periodismo de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, así como un minor en Lenguas Extranjeras con especialidad en Portugués. También, cuenta con una Maestría en Relaciones Públicas y Publicidad de la Universidad del Sagrado Corazón. Se especializa en temas económicos, financieros y científicos.
Mientras en países europeos, como España y ciudades estadounidenses como Nueva York y San Francisco, aumenta el uso de viviendas compartidas, conocidas en inglés como ‘coliving’, en Puerto Rico es una modalidad que apenas se ha desarrollado, lo que, a juicio de varios conocedores del tema, pudiera ser una alternativa para atajar la crisis de vivienda.
El ‘coliving’ es un término que se ha popularizado para la práctica de compartir alojamiento asequible entre varios adultos.
Aunque hay diferentes modalidades de vivienda compartida, una de los más comunes es cuando se alquila una habitación o un apartamento en una propiedad común y todos se benefician de servicios y actividades compartidas diseñadas para fomentar un sentimiento de comunidad y pertenencia.
Se espera que el mercado mundial de ‘coliving’ alcance los $8.9 billones en 2025, según un informe de Zion Market Research. El informe también predice que el mercado incrementará a una tasa de crecimiento anual compuesta del 16.3% entre 2019 y 2025, y que la región de Asia y el Pacífico será el mercado de más rápido crecimiento.
“La realidad es que en Puerto Rico el asunto de la vivienda todavía se atiende muy individual… Eso significa que, en medio de la crisis de vivienda, lo que se considera siempre son las viviendas individuales. Cuando hay oportunidades de ‘coliving’ solamente se ven en dos instancias: por un lado, es cuando estamos hablando de los estudiantes (universitarios) que son ‘roommates’, o cuando estamos hablando de los adultos mayores que viven en una égida. Pero durante la vida productiva, el estereotipo es que tú vas a vivir de manera individual”, expresó Ariadna Godreau, directora ejecutiva de Ayuda Legal Puerto Rico.
A su juicio, uno de los problemas principales que atiende este modelo de vivienda, es la sostenibilidad económica, debido a que este tipo de modelo fomenta rentas más baratas, tras compartir la infraestructura.
Informó, además, que lo más que se ve en Puerto Rico, son casos de jóvenes adultos que se quedan o regresan a vivir en casa de sus padres u otros familiares.
“En Puerto Rico no se apuesta a ese modelo por la idea individualizada. De hecho, cuando los jóvenes están en casa de los padres, se ve siempre como un indicador negativo. Se ve como un indicador de falta de movilidad, un indicador de falta de oportunidades y no se ve de ninguna otra manera que no sea solo como un fracaso. Habría que abogar desde una perspectiva de vivienda y desde una perspectiva de derechos, para vislumbrar otras maneras de atender el tema de la falta de techo”, añadió Godreau.
En tanto Alexandra Betancourt, presidenta del Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas (CAAPPR), validó que, en el caso de los arquitectos y desarrolladores, este tipo de vivienda no es uno que comisionan los clientes en el País. No obstante, reconoció que podría mejorar los problemas de escasez de vivienda, así como reducir los costos de construcción que han aumentado en los últimos años.
“Esto pudiera ser una alternativa, especialmente para generaciones jóvenes que son más abiertas a este tipo de concepto. Tal vez jóvenes que estudiaron juntos, que quizás no consiguen hogar, puedan compartir un espacio y dividirlo apropiadamente, y a su vez mantener su privacidad dentro de un mismo espacio, estableciendo límites. Eso es algo muy interesante arquitectónicamente y sí, es algo que nos interesa explorar mirando hacia el futuro, ya que tenemos mucha demanda y poca oferta”, opinó Betancourt.
Por su parte, Luis O. Gallardo, director ejecutivo del Centro para la Reconstrucción del Hábitat (CRH), expuso que una de las razones principales por las que no se ha promovido dicho modelo, es por la falta de iniciativas para introducir el modelo en la Isla.
“Yo soy de la teoría de que, si el precio está correcto, la gente está abierta a todo. Así que, si podemos achicar los precios de un apartamento, en el que se le explique a la persona que en vez de pagar $700, por ejemplo, puede pagar $300, pero compartiendo unos espacios en común, ahí vas a ver el cambio cultural dictado por el mercado”, dijo Gallardo.
“Yo he escuchado de algunas personas de Puerto Rico tratando de promover esta idea, pero lamentablemente el mercado no lo ha cumplido. Sin embargo, sí creo que hay espacios para eso, hay apetito definitivamente, y quizás se pueda lograr a una escala más pequeña”, sostuvo.
EL VOCERO validó que hay, al menos, dos espacios de ‘coliving’ en San Juan, Outsite y Casa Chironja. Sin embargo, no se logró materializar entrevistas con ninguno de los residentes, ni con los propietarios.
Recibe más información sobre esta y otras noticias. Pulsa aquí si eres usuario de Android o de iPhone.
Posee un Bachillertao en Información y Periodismo de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, así como un minor en Lenguas Extranjeras con especialidad en Portugués. También, cuenta con una Maestría en Relaciones Públicas y Publicidad de la Universidad del Sagrado Corazón. Se especializa en temas económicos, financieros y científicos.