¡Amores! ¡Estamos ready para comenzar el nuevo año con una vida sexual de alto nivel! Y para esto, he pensado mucho en el rol que juegan los demás profesionales de la salud en la vida sexual de cada persona. Por ejemplo, un ginecólogo trabaja la salud femenina, que eventualmente, trastoca la salud sexual de la mujer. Por su parte, igualmente, el urólogo respecto a la salud sexual masculina. Además, pensemos en los nutricionistas, quienes nos aportan a la salud general del cuerpo, fortaleciendo el sistema inmunológico, que permítanme decirles, es esencial mantenernos en óptimas condiciones para una mejor vida sexual. De igual manera, los entrenadores personales y, por supuesto, los coaches y terapeutas. Todos aportan a que una persona esté en una óptima condición para el encuentro sexual que deseen.
No obstante, aunque todos estos profesionales son esenciales para un desarrollo sexual sano, es también cierto que muchos de ellos no están conectados con el conocimiento o aprendizaje sexológico que sea empático y efectivo.
Como ejemplo: he tenido en consulta mujeres de todas las edades que me cuentan “historias de terror” con su ginecólogo, desde el desconocimiento pleno de la sexualidad hasta la inconfundible falta de empatía por sus experiencias sexuales. He recibido una alta cantidad de mujeres que consideran tener un diagnóstico de vaginismo, de lo cual ya hemos hablado en columnas anteriores, y su ginecólogo procede solo a decirles que se compren unos dilatadores. Dichos dilatadores están disponibles en diversos lugares, así que, digamos, son accesibles. Incluso, en mi página web los puedes conseguir. Ahora bien, no basta solo con referir unos dilatadores, considerando que el vaginismo suele ser una respuesta ante un temor sexual o a una experiencia relacionada al acto sexual o como resultado del acto sexual. Así que, créanme, no basta solo con proveerle un dilatador como para que esta persona logre relajar esa respuesta ante la penetración.
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Por otro lado, también he recibido hombres que no han sentido que sus preguntas hayan tenido un lugar seguro donde recibirse y sentir que las respuestas estaban alineadas a su verdadera necesidad sexual. Una pastilla para fomentar la erección puede ser muy útil en casos muy concretos, no en cualquier hombre que presente un caso de disfunción eréctil. Puesto que, si no conocemos la causa de esta falta o disminución de la erección, podemos hacer más mal que bien recetando un medicamento que puede tener efectos secundarios relevantes a la salud cardiovascular, por ejemplo.
Adicional, algunas parejas que han llegado a consulta lo hacen como su último intento luego de años de terapia con un profesional de la salud mental. Profesional altamente capacitado, vale reconocerlo, pero que podría desconocer fundamentos sexológicos esenciales que le brindarían respuestas mucho más efectivas para liderar un proceso terapéutico en pareja.
Y con esto, créanme que no estoy planteando que la profesión de la sexología es la “madre de las profesiones”. Mi interés con presentar este tema en mi columna es que podamos unirnos como un equipo interdisciplinario efectivo para promover la salud sexual. Tal como se presenta en Los Derechos Sexuales establecidos por la World Association for Sexual Health (WAS):
Toda persona tiene el derecho a obtener el grado máximo alcanzable de salud y bienestar en relación a su sexualidad, que incluye experiencia sexuales placenteras, satisfactorias y seguras. Esto requiere de servicios de atención a la salud sexual de calidad, disponibles, accesibles y aceptables, así como el acceso a los condicionantes que influyen y determinan la salud, incluyendo la salud sexual.
Ahora bien, reconozco que hay extraordinarios profesionales que realizan su trabajo con excelencia y, sobre todo, empatía, que pienso que es uno de los elementos más importantes cuando trabajamos con personas. Por lo cual, me gustaría compartirles algunas cosas que, como sexóloga, me gustaría que otros profesionales conozcan sobre la sexología.
La profesión de la sexología abarca mucho más que la práctica del acto sexual, aunque no lo descarta. La sexualidad es integral, ya que tiene que ver con todos los aspectos del ser humano. En la sexología trabajamos el tema de investigación, salud emocional, prácticas eróticas, relaciones de pareja, vínculos afectivos, y demás.
Nada en la sexualidad es blanco o negro, si lo miramos desde la perspectiva de que cada caso es muy particular. Por ejemplo, si nos limitamos a solo consumir contenido en redes sociales, podemos tener un conocimiento base de los temas sexológicos de interés o los más comunes. Sin embargo, la forma en la que se aplica cada término a la vida real varía de persona a persona. Por lo cual, no podemos nunca generalizar en ningún caso relacionado a la sexualidad. La falta de deseo no siempre representa una disfunción sexual en concreto. Sobre todo, si no trabajamos la raíz del vínculo o de las creencias individuales.
La sexualidad no es automática. No hay un botón mágico que se activa. Como tampoco podemos decirle a una persona con depresión: “no estés deprimido”. Los padecimientos o inquietudes sexuales tienen su origen y no todo está relacionado con la ansiedad. Aunque, definitivamente, la ansiedad juega un papel relevante en toda la práctica sexual.
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La educación sexual tiene base científica. Estamos alineados a otras corrientes de investigación que nos aportan conocimiento y base para dirigir nuestras consultas. Sin embargo, como sexóloga, reconozco profundamente el límite de mi gestión profesional. Es por esto por lo que requiero trabajar en colaboración tanto con terapeutas, como con profesionales médicos para lograr facilitarle un servicio adecuado a cada una de las personas que recibo en consulta.
¡Nos necesitamos! Tanto yo necesito a cada uno de mis colegas como a cada uno de los profesionales antes mencionados. Y también aspiro a que cada profesional de servicio al ser humano reconozca la profesión de la sexología como una eficiente e integral.
Aprovecho para compartirles que, como parte de mis ofrecimientos en talleres profesionales, incluyo uno de Educación Sexual para terapeutas, coaches y demás personal de la salud o conducta humana. En este taller le comparto conceptos y experiencias que le pueden servir para identificar cuándo, cómo y de qué forma referir a un cliente a determinado servicio sexológico que le sea favorable a su situación.
